La Energía Solar Térmica es capaz de transformar los rayos solares en calor. Para poder aprovechar este tipo de energía en nuestro hogar es necesario disponer de una instalación adecuada, que deberá contar con uno o varios captadores solares y un sistema de almacenamiento de la energía ahorrada (normalmente, un depósito de agua).
CAPTADORES SOLARES
La función de los captadores solares es absorber la mayor cantidad de radiación posible para calentar el fluido (generalmente agua con anticongelante) que circula por su interior y que, después, mediante un sistema de distribución, es llevado hasta el punto de almacenamiento.
En el mercado se comercializan diferentes tipos de captadores solares para uso doméstico. Los más demandados por su buena relación calidad-precio y su eficacia demostrada para las condiciones medias que se dan en España son los captadores solares planos.
Este tipo de captadores tienen forma de caja. La “tapa” es una superficie exterior acristalada que deja pasar la radiación solar e impide que se pierda la ganancia térmica conseguida (efecto invernadero), mientras que en el interior de la caja se encuentra la placa que absorbe la radiación y que funciona como un radiador: está formada por un circuito de tubos que cuentan con una toma por donde entra el fluido a calentar y otra toma de salida.
SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN
Los sistemas solares pueden tener distintos formatos de distribución, dependiendo de las necesidades que tengamos y de las condiciones climáticas de la zona donde se vaya a realizar la instalación. Los más utilizados son los sistemas de circuito cerrado.
Se llaman así porque cuentan con dos circuitos completamente separados: un circuito primario para el captador, por donde sólo circula un líquido especial cuya función es transmitir calor al agua y que, además, permite colocar un componente anticongelante para que el captador pueda funcionar en lugares donde las temperaturas sean inferiores a cero grados, y un circuito secundario para el sistema de almacenamiento por donde sólo circula el agua a calentar, evitando así que el agua pueda mezclarse con el líquido solar.
Dentro de los sistemas de circuito cerrado, los hay de dos clases: de circulación forzada o con termosifón (también llamados equipos autónomos).
– Los sistemas de circulación forzada se basan en una bomba de impulsión que permite interrumpir la transferencia de calor si el agua de los captadores no circula más caliente que la que se encuentra en el depósito. Para que esta bomba funcione es necesario un aporte de electricidad. Este sistema es muy usado en zonas de climas fríos, donde cualquier pérdida de calorías puede hacer que disminuya la eficacia de la instalación solar.
– Los sistemas de circuito cerrado con termosifón o equipos autónomos no tienen bombas de impulsión: aprovechan la circulación natural del agua caliente que, por naturaleza, tiende a ascender. Gracias a ello, pueden funcionar incluso en lugares donde no existe la energía eléctrica. Estos sistemas se usan básicamente para zonas geográficas con climas cálidos y siempre en instalaciones solares pequeñas.
SISTEMAS DE ALMACENAMIENTO
Para aprovechar al máximo la energía solar, es imprescindible acumularla en aquellos momentos del día en que la radiación es mayor, con el fin de usarla más adelante, cuando la necesitemos. La forma de almacenar esta energía es acumularla en depósitos, que pueden ser acumuladores o interacumuladores.
¿Cuál es la diferencia?
– Los acumuladores sólo sirven para acumular agua ya caliente, por lo que necesitan un sistema de intercambio externo.
– Los interacumuladores acumulan agua y también la calientan para su uso, ya que disponen de un intercambiador interno.
El tamaño del depósito de almacenamiento tiene que ir en consonancia con los captadores y, sobre todo, con la demanda de ACS, ya que si es demasiado pequeño se desperdiciará parte de la energía obtenida y si es demasiado grande no conseguiremos alcanzar las temperaturas adecuadas de funcionamiento.
SISTEMAS DE APOYO
Sea cual sea la instalación de Energía Solar Térmica, es necesario disponer de una fuente de energía convencional auxiliar para evitar posibles restricciones energéticas en aquellos periodos en los que no hay suficiente radiación y/o el consumo es superior a lo previsto.
Este sistema de apoyo puede ser gas, gasoil o electricidad.
APLICACIONES
Las instalaciones de Energía Solar Térmica para uso doméstico están indicadas fundamentalmente para:
– Producción de Agua Caliente Sanitaria.
– Calentamiento de piscinas, tanto cubiertas como a la intemperie.
– Calefacción de baja temperatura, por suelo radiante, emisores BT o fancoils.
– Refrigeración por absorción.
En función de cuáles sean las necesidades habrá que instalar un equipo u otro.
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